SHINO CTVSYV
domingo, 25 de julio de 2010
BISEXUALIDAD
La bisexualidad hace referencia al deseo romántico o sexual hacia personas de ambos sexos. El término tiene el mismo origen que los que se refieren a las otras orientaciones sexuales, homosexualidad y heterosexualidad.
Dentro de la tradición occidental, se suele dar carta de naturaleza a la bisexualidad desde la antigua Grecia pues, según las fuentes existentes, este tipo de relaciones eran practicadas incluso por los mismos reyes o gobernadores de Grecia (uno de ellos fue Alejandro Magno).
Aunque se ha observado en gran variedad de formas en todas las sociedades humanas de las que quede registro escrito, la bisexualidad sólo ha sido objeto de estudio serio desde la segunda mitad del siglo XX y aún hay desacuerdos sobre su prevalencia y naturaleza.
Los intentos de descripción teórica de la conducta bisexual aparecen marcados, dentro de la tradición sexológica occidental, por su carácter de territorio ambiguo, en el que la tensión entre homosexualidad y heterosexualidad queda anulada. En un intento de desambiguación, se ha considerado que existen varios niveles de análisis de los que derivan las diferentes formas de conceptualizar la bisexualidad:[1]
Bisexualidad biológica
Bisexualidad psicológica
Bisexualidad conductual
Bisexualidad cultural
Bisexualidad histórica vs contemporánea
Esta gradación de niveles corresponde, además, a una cronología en los estudios sobre la bisexualidad. Las teorías pertenecientes a los dos primeros niveles, el biológico y psicológico, encuadran su desarrollo durante el siglo XIX, mientras que las de los dos siguientes, conductual y cultural, aparecen durante el siglo XX.
En las teorías del primer nivel, la bisexualidad aparece fuertemente ligada con la sexología médica y con el pensamiento de Lamarck y Darwin. La finalidad de estas teorías, que operan desde el seno del evolucionismo, es describir la función que la bisexualidad pudiera tener en la perpetuación de la especie humana.
En las teorías del nivel psicológico, la bisexualidad ha sido objeto de diversa consideración. En la obra de Freud, la bisexualidad (como ocurriera con la homosexualidad), a menudo significaba la fijación de un desarrollo psicológico estancado. El trabajo del psicoanalista Heinz Kohut, en cambio, define la bisexualidad como un intento de regulación de la autoestima del individuo para alcanzar satisfacción teniendo relaciones íntimas con un sexo o dos. La necesidad de alcanzar satisfacción sexual con ambos sexos debe distinguirse, en este paradigma, de algunas formas "patológicas" de bisexualidad observadas en el historial clínico de pacientes con personalidad de límites difusos o débiles y autorrepresentaciones fluidas.
En las teorías del nivel conductual, se centra la atención en el estudio de las biografías de individuos que presentan conductas bisexuales. Para estas teorías, dado que la conducta sexual normalmente no suele darse con los dos sexos al mismo tiempo, el mismo individuo suele relacionarse exclusivamente con un sexo u otro durante una fase significativa del desarrollo vital. Los estudios de este nivel focalizan el interés en las razones por las que se producen estos saltos y en su significado. La bisexualidad se concibe así como un resultado situacional o vital de la biografía de los individuos. Esta dimensión cualitativa en el estudio de la conducta bisexual es eludida por otros estudios cuantitativos del comportamiento sexual humano, como los de Kinsey, que se limitan al recuento estadístico de experiencias o deseos homosexuales y/o heterosexuales en los individuos.
Mientras que las teorías de corte psicológico y conductual centraban su atención en el significado de la bisexualidad para los individuos, y las teorías biologicistas, en la funcionalidad universal de la bisexualidad para la especie, las teorías del cuarto y más reciente nivel, el cultural, consideran que la dimensión fundamental para conceptualizar el comportamiento sexual se halla en el seno de las distintas culturas. Así se presta atención a las ideas culturales referidas a las relaciones sexuales o a las ideologías dominantes en una cultura respecto de lo que se considera adecuado, saludable, moralmente aceptable o reprobable en el seno de una sociedad concreta en un momento determinado de su historia. Enmarcadas en el seno del constructivismo social, las teorías culturales, niegan la validez científica de categorías universales como la normalidad, la naturalidad o salubridad de unas u otras conductas sexuales. Estas teorías son ajenas a consideraciones biologicistas de la sexualidad, pues consideran que son las culturas, y no la biología, las que determinan históricamente la objetivización conceptual y el significado de los comportamientos, roles e identidades sexuales. Por ello, las teorías culturales niegan que exista una sola conceptualización de la bisexualidad, sino que esta presenta distintos estatus y naturalezas dependiendo del entorno cultural que se estudie. Desde esta perspectiva, se dan culturas, como la huaorani,[2] en la que no sólo no existen la homosexualidad, heterosexualidad o bisexualidad como conceptos objetivos (aunque se observen prácticas que, desde otras culturas, se conceptualizarían como tales) o identidades sexuales más o menos definidas, sino que el propio concepto de sexualidad aparece difuminado o es inexistente. Por todo ello, la determinación del significado de la bisexualidad depende de la realización de estudios transculturales que, evitando el etnocentrismo, den una visión más amplia y veraz del asunto.
Prevalencia de la bisexualidad en las culturas occidentales
Una encuesta de 2009 en España con una muestra de 536 alumnos/as universitarios/as encontró los siguientes resultados: El 14,4% de chicos no se declaran heterosexuales (6,1 homosexuales) y el 11,1% de las chicas no se consideran heterosexual (0,7 lesbianas). En parte, este estudio confirma las previsiones del estudio del 2007 para con una población adulta. "No heterosexual" implica ser homosexual o algún punto intermedio entre la homosexualidad y la heterosexualidad, o sencillamente no haber respondido al ítem y sin embargo haber respondido al resto del cuestionario de forma válida.[3]
En Australia se realizó en 2003 el mayor informe y más complejo en el país hasta la fecha, mediante encuesta telefónica con 19.307 encuestados, con edades comprendidas entre los 16 y los 59 años en los años 2001-2002. El estudio encontró que un 97,4% de los hombres se identificaban como heterosexuales, 1,6 % como gays y un 0,9% como bisexuales. Relativo a las mujeres, un 97,7% se identificaron como heterosexuales, un 0,8% como gays y un 1,4% como bisexuales. En cualquier caso, un 8,6% de los hombres y un 15,1% de las mujeres indicaron sentir atracción o sentimientos o haber tenido alguna experiencia sexual con personas del mismo sexo.[4]
Algunos estudios, entre ellos los estudios Comportamiento sexual del varón (1948) y Comportamiento sexual de la mujer (1953) de Alfred Kinsey, han mostrado que la mayor parte de la población parece ser al menos ligeramente bisexual. La mayoría tiene cierta atracción hacia ambos sexos, aunque se suele preferir uno de ellos.
Según las encuestas de Kinsey, sólo el 5%-10% de la población puede ser considerada como exclusivamente heterosexual u homosexual, por lo que el resto (entre un 80% y un 90%) de los varones y mujeres estudiados eran bisexuales. Sólo un 5% de éstos no tenían ninguna preferencia especial entre hombres y mujeres.
[editar] Estatus social de la bisexualidad en algunas culturas
El estatus social que aporta el comportamiento bisexual, homosexual o heterosexual depende, en gran medida, de las diferentes objetivaciones conceptuales que en cada cultura existan de las identidades y comportamientos sexuales, así como de la existencia de diferentes estructuras de género.
[editar] Bisexualidad y género
Así, en aquellas culturas en las que la categorización de género incluye un tercer género, bien ambiguo o bien del tipo "ni varón ni mujer", las distinciones entre homosexualidad, heterosexualidad y bisexualidad son inexistentes para este género y para quienes mantienen relaciones sexuales con él y difuminan, en ocasiones, incluso la categorización de comportamientos en el resto de relaciones. En la cultura navajo existen tres géneros: varones, mujeres y nadle. La asignación de un individuo como nadle puede resultar confusa, aunque suele ser determinante que exhiban rasgos genitales ambiguos o hermafroditas. Existen también "falsos" nadle, cuyos rasgos genitales son definidos, pero que se comportan y son reconocidos como nadles "auténticos". Los roles sexuales de los nadle comparten rasgos de los varones y las mujeres. En esta cultura, se categoriza como comportamiento homosexual reprobable el que mantienen varones con varones o mujeres con mujeres. Sin embargo, las relaciones entre nadles y varones o mujeres no merecen ningún tipo de categorización, ni como homosexualidad, ni como heterosexualidad, ni en el caso de un nadle que alterne relaciones sexuales con varones y mujeres como bisexualidad. Casos parecidos respecto de la categorización de conductas homosexuales o bisexuales, aunque de diversa consideración en cuanto a su estatus, aparecen con los géneros hermafroditas y terceros géneros de los hijra en la India, las tradiciones berdache (dos-espíritus) de culturas nativas norteamericanas o el tercer género mahu polinesio.[5]
En diferentes culturas africanas existen tradiciones de matrimonio entre mujeres y matrimonio entre muchachos que, en ocasiones, disuelven las diferencias entre homosexualidad, heterosexualidad y bisexualidad. Evans-Pritchard documenta entre los azande de Sudán la existencia común de matrimonios entre guerreros solteros y muchachos jóvenes. Este matrimonio solucionaba la necesidad de intercambios sexuales de los guerreros solteros ante la escasez de mujeres debido a la práctica extendida de poliginia. Al muchacho joven que contraía matrimonio con el guerrero se le consideraba una mujer y las prácticas sexuales de ambos eran consideradas lícitas y no categorizadas como homosexuales. Tanto cuando el guerrero conseguía hacer efectivo el matrimonio con una mujer, como cuando el muchacho-esposa accedía a la condición de guerrero, el matrimonio entre los varones se disolvía. Esta institución de matrimonio sustitutivo no se caracterizaba tampoco como comportamiento bisexual.[6]
La ideología sexual dominante en Filipinas considera que la homosexualidad es innata y categoriza a los homosexuales como un tercer género, denominado bakla. Si un bakla se empareja con "un hombre de verdad" (un tunay na lalake), este último sigue considerándose heterosexual, pues esa categorización depende fundamentalmente de que mantengan intactos el resto de sus características de rol sexual masculino (entre los que se incluyen no practicar la felación ni el sexo anal pasivo). Esto se mantiene incluso en el caso de "hombres de verdad" casados que mantienen relaciones sexuales estables con un bakla, y a quienes no se considera bisexuales. Las relaciones sexuales de un bakla con otro bakla se conceptualizan como "lesbianismo" o pompyangan (golpear de címbalos).[7]
En definitiva, la categorización de la conducta homosexual como acceso sexual entre personas del mismo género y de la bisexual como el acceso indistinto entre personas de ambos géneros, depende básicamente de la estructura de géneros de cada cultura, y en particular de la existencia de un tercer género.
[editar] Bisexualidad e ideologías sexuales
La existencia o inexistencia de la categoría bisexualidad, así como su carta de naturaleza, su aplicación a unas conductas u otras y su estatus social dependen además de otros componentes. En un estudio clásico sobre los sambia de Papúa Nueva Guinea, Gilbert Herdt describe prácticas rituales de relación entre varones estructuradas por edades. Los sambia practican inseminaciones de muchachos prepúberes por parte de adultos que poseen diferentes funciones y otorgan distintos resultados. Estas prácticas rituales empiezan a la edad de siete u ocho años y continúan hasta la primera juventud. A los muchachos se les otorga el rol de de ser inseminados oralmente por adultos en varias iniciaciones secretas. Durante ese periodo los muchachos no pueden tener relaciones con mujeres bajo pena capital. En la ideología sexual sambia, el semen resulta el elixir vital, por lo que la masculinización de los muchachos prepúberes depende de la ingesta de semen maduro. Estas prácticas, que se interrumpen idealmente cuando el muchacho se ha casado y ha tenido el primer hijo, no son consideradas homosexuales y, por tanto, los adultos que participan en ellas, y que están casados, tampoco son considerados bisexuales. Existe, empero, varones que una vez casados siguen disfrutando del sexo oral con muchachos a hurtadillas y que sí son considerados bisexuales y no sufren pérdida alguna de autoestima o aprobación social por ello.[1]
El filósofo francés Michel Foucault,[8] en su Historia de la sexualidad, documenta relaciones homosexuales estructuradas por edades en la Grecia Clásica de manera análoga a los sambia. En este periodo sólo se categorizaba como relación homosexual reprobable aquella que mantenía un varón adulto con otro varón adulto, resultando que la pérdida de estatus social recaía fundamentalmente en aquel que mantuviera una disposición pasiva en los encuentros. Esta disposición pasiva se consideraba esencialmente femenina, por lo que, en consonancia con la ideología patriarcal dominante, feminizaba al varón pasivo y le acarreaba una fuerte represión pública. Sin embargo, las prácticas mantenidas por un adulto con un joven o niño se consideraban incluidas en las prácticas de aprendizaje pedagogo-pupilo, lo que no era categorizado ni como homosexualidad ni como bisexualidad, incluso en el caso de que el varón adulto estuviera casado. Herdt ha documentado estructuras de categorización sexual análogas en la cultura japonesa medieval.
Otro caso que manifiesta que las ideologías sexuales culturales determinan las categorizaciones de los comportamientos es el de la cultura huaorani (habitan en el Amazonas, entre el río Napo y el río Curaray). En esta cultura la sensualidad no se centra en los genitales ni es dominio exclusivo de la heterosexualidad adulta. Los huaorani no sexualizan la sensualidad y los distintos placeres corporales permanecen indistinguidos e identificados como bienestar en su vida común. No existe para esta cultura una noción semejante a nuestro concepto de sexualidad, ni categorizaciones que distingan unos comportamientos sexuales de otros, incluso para aquellos en que participan niños, jóvenes y adultos. Tampoco es significativa, en su construcción de los géneros, la atracción sexual entre hombres y mujeres. En este caso, al no existir la noción central de heterosexualidad, no se dan las correspondientes homosexualidad ni bisexualidad.[9]
[editar] Bisexualidad, homosexualidad y estatus en las culturas occidentales
Dentro de las culturas occidentales europeas y angloamericanas, la ideología sexual dominante ha sido históricamente heterocentrista y patriarcal. En esta doble vertiente, la sexualidad se ha considerado fundada en la reproducción, las mujeres han sido relegadas a funciones reproductoras y domésticas y a estructuras sociales de debilidad y la heterosexualidad se ha considerado la única opción saludable, legítima y natural. Los comportamientos homosexuales masculinos, fuertemente reprobados e incluso castigados penalmente, han acarreado en ocasiones una feminización de los varones que los ostentaban, mientras que la homosexualidad femenina era prácticamente invisibilizada. Por ello, algunos estudios muestran la bisexualidad, tanto masculina como femenina, como un caso de homofobia internalizada. La pujanza de los movimientos reivindicatorios LGBT ha ido imponiendo parcialmente, sobre todo en el caso de la homosexualidad masculina, un modelo de prácticas homosexuales llamada homosexualidad entre pares, en que los dos miembros de una relación homosexual no son recategorizados en cuanto al género, independientemente de su edad o de la disposición pasiva o activa en el encuentro sexual. Esta situación ha dado lugar a que, en el seno de las comunidades gays y lésbicas de homosexualidad entre pares, individuos que construyen fuertes identidades homosexuales que son determinantes para sus biografías, acusen a los que se identifican como bisexuales de hipócritas, pensando que son en realidad homosexuales que participan en actividad heterosexual solo para seguir siendo socialmente aceptables. La consideración de las prácticas homosexuales extramatrimoniales de varones casados con mujeres, así como la consideración de que el ocultamiento de la propia homosexualidad debilita las reivindicaciones de los militantes LGBT, han sido utilizados también como argumentos de esta teoría de la homofobia internalizada. Parejo a esta teoría, también se ha considerado, en el seno de comunidades gays y lésbicas entre pares, la bisexualidad como una situación de tránsito. Así, un estudio de Herdt sobre adolescentes urbanos de Chicago (Estados Unidos). Este mismo estudio considera que la participación de estos jóvenes estadounidenses en relaciones homoeróticas y heteroeróticas servían, en algunos casos, de punto de referencia comparativo de las propias tendencias sexuales, aún inmaduras, como paso previo para decantarse por una identidad heterosexual u homosexual. Sin embargo, la emergencia de reivindicaciones de la bisexualidad como una tercera identidad sexual y la aparición de "guiones culturales" acerca de en qué consiste esa identidad bisexual, estaría abriendo nuevas vías de categorización. En esta nueva tesitura, Herdt distingue a aquellos jóvenes que calificaban o sentían que sus prácticas bisexuales eran de tránsito, de aquellos otros que refundaban su identidad sexual en prácticas bisexuales. La diferencia de género no es indiferente al respecto de la formación de las identidades homosexuales y bisexuales. La divergencia de edades medias en el acceso a los primeros encuentros sexuales indica que, en el caso de los varones con prácticas bisexuales, el primer contacto homoerótico precede a los contactos heteroeróticos, mientras que la tendencia se invierte para las mujeres. Las descripciones que hacían los jóvenes de estos primeros contactos sexuales con uno u otro sexo parecen indicar que las utilizaban para tratar de aclarar sus sentimientos respecto de la construcción de su identidad sexual.
Dado que algunos bisexuales sienten que no encajan ni en la comunidad gay ni en el mundo heterosexual, y dado que tienden a ser “invisibles” en público (confundiéndose sin problemas en las sociedades homosexual y heterosexual), algunos de ellos han formado sus propias comunidades, cultura y movimientos políticos. Sin embargo, puesto que la orientación bisexual puede estar en cualquier punto entre los dos extremos de homosexualidad y heterosexualidad exclusivas, otros de los que se identifican como bisexuales prefieren formar parte de la sociedad homosexual o heterosexual.
Un símbolo común de identidad bisexual es la bandera del orgullo bisexual, diseñada por Michael Page, que tiene una franja rosada que representa la homosexualidad, una azul que representa la heterosexualidad y una morada (mezcla del rosado y el azul) en la mitad que representa la bisexualidad.[10]
Otro símbolo de identidad bisexual que usa el esquema de colores de la bandera bisexual consiste en un triángulo azul y uno rosado sobrepuestos (el triángulo rosado es un reconocido símbolo de la comunidad homosexual), formando uno morado en su intersección.
A muchos homosexuales y bisexuales les disgusta el uso del triángulo rosado como su símbolo, pues fue el símbolo usado por el régimen de Hitler para marcar homosexuales (de la misma forma que la estrella de David usada por los judíos). Estas personas simplemente no quieren representarse o identificarse como un grupo reprimido.
Bifobia
Artículo principal: Bifobia
La bifobia es un neologismo que se refiere al rechazo hacia las personas bisexuales o hacia la bisexualidad misma. Se refiere al punto de vista de que las personas deben pertenecer obligatoriamente a alguna de las otras dos orientaciones sexuales: heterosexualidad u homosexualidad (monosexualidad obligatoria). Las personas bisexuales pueden ser objeto de ataques bifóbicos pues se les exige una supuesta “definición” de su orientación sexual en términos dicotómicos de una u otra; sin embargo, la bisexualidad es una orientación tan definida como las otras; aparte de eso, otras motivaciones para tal rechazo son dadas por un "estereotipo" muy difundido sobre la comunidad bisexual: la supuesta promiscuidad inherente a su condición sexual, y rumores malintencionados acerca de que la comunidad bisexual es responsable de difundir entre las comunidades homosexual, heterosexual y la misma comunidad bisexual, distintas enfermedades sexuales como la sífilis, el sida o el herpes genital, entre otras, por la misma promiscuidad de la que son acusados, además de su capacidad en la mayor parte de los casos de trascender de su propia comunidad y adentrarse dentro de las comunidades homosexual y/o heterosexual indistintivamente con fines sexuales y/o en la búsqueda de pertenencia a una comunidad distinta a la suya.
Bifobia
Artículo principal: Bifobia
La bifobia es un neologismo que se refiere al rechazo hacia las personas bisexuales o hacia la bisexualidad misma. Se refiere al punto de vista de que las personas deben pertenecer obligatoriamente a alguna de las otras dos orientaciones sexuales: heterosexualidad u homosexualidad (monosexualidad obligatoria). Las personas bisexuales pueden ser objeto de ataques bifóbicos pues se les exige una supuesta “definición” de su orientación sexual en términos dicotómicos de una u otra; sin embargo, la bisexualidad es una orientación tan definida como las otras; aparte de eso, otras motivaciones para tal rechazo son dadas por un "estereotipo" muy difundido sobre la comunidad bisexual: la supuesta promiscuidad inherente a su condición sexual, y rumores malintencionados acerca de que la comunidad bisexual es responsable de difundir entre las comunidades homosexual, heterosexual y la misma comunidad bisexual, distintas enfermedades sexuales como la sífilis, el sida o el herpes genital, entre otras, por la misma promiscuidad de la que son acusados, además de su capacidad en la mayor parte de los casos de trascender de su propia comunidad y adentrarse dentro de las comunidades homosexual y/o heterosexual indistintivamente con fines sexuales y/o en la búsqueda de pertenencia a una comunidad distinta a la suya.
Y entonces ¿son personas no definidas? ¿O sólo reprimen su homosexualidad? No, ninguno de ellos, todo eso es mentira, las personas bisexuales pueden comprometerse con uno u otro sexo, la mayoría van por etapas. Si uno decide convivir con esta "no definición", podemos decir que la bisexualidad no es un paso intermedio a la homosexualidad, y dependerá del momento y el sexo de la persona con quien tienen relaciones para "definirse". Pero esto puede herirlos más o darles su aparente solución acercándose a grupos sintiéndose identificado con él pero no le durará mucho hasta que vuelva a toparse con el vacío inicial. Y es obvio que puedan declarar felicidad. Total la felicidad humana es de un tiempo corto (sino no se disfrutaría) Pero esta felicidad se basa en un centro (yo). No sientas vergüenza de decirlo.
lunes, 30 de noviembre de 2009
Semana Nacional por la Conservación
México es el cuarto país con mayor diversidad de plantas y animales en el mundo
Son sólo 17 los que detentan el título de país megadiverso, y entre todos albergan alrededor del 70% del total de biodiversidad del planeta.
Para proteger esta riqueza, cada país ha desarrollado programas y normas diversas, correspondientes a los tratados internacionales que sus gobiernos han ratificado en materia ambiental y a las prácticas tradicionales que se han heredado por generaciones. Una estrategia que inició desde el siglo XIX con los conservacionistas de antaño, fue la creación de áreas naturales destinadas a la protección de las especies. En ese entonces de dedicaban al cuidado de los bosques, pero desde la década de 1940 con la creación de la Unión Internacional para la Naturaleza, se extendió hacia toda la diversidad de flora, fauna y sus hábitat. Por eso hoy contamos con áreas naturales protegidas divididas en seis categorías: reservas de la biosfera, parques nacionales, monumentos naturales, áreas de protección de flora y fauna, áreas de protección de recursos naturales y santuarios.
Desde la Conferencia de Estocolmo en 1972, los países deben integrar en sus estrategias la conservación de muestras representativas de los principales ecosistemas de su país. Un programa que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura, UNESCO, creó siguiendo esta inercia fue Hombre y Biosfera, que busca establecer áreas protegidas que aborden de manera conjunta los aspectos ecológicos, sociales y económicos de la conservación de la naturaleza.
México cuenta con 161 áreas protegidas, cuyo cuidado y dirección está bajo la responsabilidad de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas, de la SEMARNAT. Todas estas áreas contienen plantas, animales, minerales y ecosistemas que nos dan servicios y bienes que usamos todos los días, como aire limpio y agua.
A pesar de los esfuerzos que se han hecho por conservar nuestra riqueza natural planetaria, aun no hemos logrado crear la suficiente conciencia de lo que implicaría para nuestras vidas perderla. Por eso México dedica una semana a la conservación. Únete y comprométete con la vida, las futuras generaciones te lo agradecerán.
Semana Nacional por la Conservación
del 23 de noviembre al 29 de noviembre de 2009
¿Sabias que...
hasta el día de hoy existen 161 áreas protegidas en México, lo que representa el 11.5 % del total del territorio nacional? Es como si juntáramos a todas las reservas y las metiéramos en los estados de Toluca, Guanajuato, Durango, Aguascalientes y Querétaro.
Totoaba macdonaldi (totoaba o totuava)
La totoaba o totuava (Totoaba macdonaldi) es un pez marino del tambor de la familia (Sciaenidae), que es autóctona de la mitad norte del Mar de Cortés en México. Anteriormente abundantes y sujetos a una pesca intensiva, la totoaba se ha convertido en poco frecuentes, y cotiza en la CITES [1], la Lista Roja de la UICN de Especies Amenazadas, y la Ley de Especies en Peligro(ESA).
La totoaba puede crecer hasta dos metros de longitud y 100 kg de peso. Su dieta consiste de peces con aletas y los crustáceos. Mientras que los individuos pueden vivir hasta quince años, la madurez sexual no suele llegar hasta que los peces son seis o siete años. Como totoaba desovan sólo una vez al año, el crecimiento demográfico es lento, con una población duplicada en un tiempo mínimo de cuatro años y medio a quince años.La totoaba desovan en el delta del río Colorado, que también sirve como un vivero de los peces jóvenes. La desviación de agua del río Colorado en los Estados Unidos deja poco o nada de agua fresca para llegar al delta, en gran medida modificar el entorno en el delta, y la salinidad del Mar de Cortés superior. El flujo de agua dulce a la boca del Colorado desde la finalización de la Hoover y presas Glen Canyon ha sido sólo el 4% de la media del caudal durante el período 1910 a 1920. Esta es considerada como una de las principales causas del agotamiento de la población de totoaba.
La población de totoaba se encuentra en dos grupos distintos. De larvas y estados juveniles ocupan el delta del Río Colorado, mientras que la población de adultos reproductores para la mayoría del año en aguas más profundas hacia el centro del Mar de Cortés. La población adulta migra hacia el delta del Río Colorado en abril y mayo para desovar. Un año de edad totoaba son metabólicamente más eficiente en el agua salobre de aproximadamente 20 ppb (partes por mil), la salinidad, nivel que se produjo de forma natural en el delta antes de la desviación de agua del río que se produjeron en la mitad del siglo 20. con la pérdida del caudal de agua fresca del río, la salinidad en el delta es general, el 35 ppm o más.
La pesca comercial para la totoaba se inició en la década de 1920. Las capturas alcanzaron 2.000 toneladas métricas en 1943, pero había disminuido a sólo 50 toneladas en 1975, cuando México protegida la totoaba y prohibió la pesca. Anectodal evidencia sugiere que la totoaba fueron muy abundantes antes del inicio de la pesquería comercial, pero no hay pruebas contundentes de tamaño natural de la población. Estudios recientes indican que la población de totoaba se ha estabilizado en un nivel bajo, tal vez un poco más grande que cuando la pesca comercial fue prohibido en 1975. Totoaba siguen atrapados, como la captura incidental en la pesca de peces con aletas y otros para el camarón, y en la pesca ilegal de totoaba directamente. Algunos totoaba son exportados ilegalmente a los Estados Unidos, a menudo identificado erróneamente como lubina blanco.
Cactaceae (cactus o cactos)
La familia de las Cactáceas agrupa a plantas suculentas y, en gran mayoría, espinosas, conocidas en conjunto como cactus o cactos.. Esta familia es prácticamente exclusiva de América, lo que significa que son endémicas del Continente Americano y las Antillas. Sin embargo, hay una excepción, Rhipsalis baccifera, que está extendida en África tropical, Madagascar y Sri Lanka. Se cree que la colonización del Viejo Mundo por esta especie es relativamente reciente (unos cuantos cientos de años), probablemente transportada en el tracto digestivo de pájaros migratorios en forma de semillas o, según otra teoría, en forma de plantas adheridas a troncos impulsado por corrientes marinas Muchas otras especies de cactáceas se han naturalizado en condiciones similares a las de su hábitat en otras partes del mundo, tras ser introducidas por la gente.
Muchas plantas suculentas, tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo, tienen una notable semejanza con los cactos y, a menudo, son así llamadas en lenguaje corriente. Sin embargo, esto se debe a la evolución paralela, ya que ninguna de ellas está estrechamente emparentada con las cactáceas. La característica identificativa más clara de la familia de los cactos es la areola, una estructura especializada de donde surgen las espinas, los vástagos nuevos y, en muchas ocasiones, las flores.
Se considera que las cactáceas han evolucionado entre hace 30 y 40 millones de años. El continente americano estaba unido a los demás, pero se fue separando progresivamente por la deriva continental. Las especies endémicas del Nuevo Mundo debieron desarrollarse después de esta separación; el distanciamiento significativo se alcanzó en los últimos 50 millones de años. Esto podría explicar la inexistencia de cactos endémicos en África: éstos evolucionaron en América cuando los continentes ya se habían separado.
Características morfológicas
Tallo
Los tallos de las cactáceas, que conforman básicamente el cuerpo de la planta, están engrosados por el desarrollo del parénquima y su color verde se debe a que son fotosintéticos.
Tres formas principales de tallo:
Cladodios: tallos aplanados en forma de raqueta (como en los nopales)
Columnares: tallos en forma cilíndrica (con o sin ramificación). Si la planta se divide desde la base del tallo se denomina basítona, mesótona si se divide a la mitad del tallo o en la punta acrótona. En las columnares algunas veces el tallo está comprimido lateralmente y aplanado al cual se le nombra filocladio (como en los Saguaros)
Globosos: tallos casi esféricos con porte de barril (como en las biznagas)
Areola
Estructura vegetativa distintiva de las cactáceas que se encuentra sobres los podarios y costillas. Las areolas, por lo común, mantienen dos zonas de crecimiento. En la parte superior se producen las flores (meristemos floríferos) y los meristemos espinulíferos en el inferior. Las areolas desarrollan múltiples pelos o tricomas (semejantes de las fibras de algodón) y espinas (y en los géneros más antiguos, hojas).
Flores y frutos
Las flores son solitarias y hermafroditas o, más rara vez, unisexuales. Si bien existen especies con flores zigomorfas, suelen ser actinomorfas. El perianto está compuesto, generalmente, por numerosos pétalos dispuestos en espiral, con aspecto petaloide. Frecuentemente los tépalos externos tienen aspecto sepaloide. Se unen basalmente para formar un hipanto o tubo periántico. El androceo está formado por numerosos estambres, con secuencia centrífuga. El polen es trinucleado, desde tricolpado a 6-15 colpado o porado. El nectario está constituido por un anillo en la superficie interna del tubo periántico. El gineceo se compone de 3 o más carpelos, y el ovario es ínfero.
El fruto suele ser indehiscente, bacciforme y rara vez seco..
Historia evolutiva
Con mínimas evidencias en el registro fósil, las cactáceas son consideradas por los especialistas como un grupo natural monofilético que ha evolucionado en los últimos 80 a 60 millones de años. Se desarrollaron a partir de formas no suculentas, las cuales contaban con hojas simples arregladas en forma helicoidal, fotosíntesis C3, madera (xilema secundario), polen y semillas. Morfológicamente semejantes a otras familias relacionadas e incluidas en el mismo orden de las Caryophyllales. En cuanto a su origen se cree que posiblemente se originaron en la zona tropical seca de América del sur. El género Pereskia presenta varias de esas características; por lo que es considerado el más primitivo entre las cactáceas actuales.
Cultivo
Un cierto número de especies se cultivan como plantas de interior así como en jardines ornamentales. Algunas especies del género Opuntia, particularmente la especie Opuntia ficus-indica es cultivada en América, y en la Zona Mediterránea por su fruto, Tuna o Higo chumbo, el cuál es dulce y muy apreciado.
También suelen formar parte de los denominados xerojardines, donde se agrupan cactus y otras plantas poco consumidoras de agua (xerófitas) en regiones áridas.
Etimología
La palabra griega Κακτους en la Historia Plantarum de TeofrastoLa palabra cactus deriva del griego Κάκτος káktos, utilizado por primera vez por el filósofo Teofrasto para nombrar una especie de cardo espinoso que crecía en la isla de Sicilia, posiblemente el cardo Cynara cardunculus.
Curiosamente, existen también dos referencias poéticas de la Antigüedad sobre esta planta. Así, el poeta Teócrito de Siracusa escribió en sus Idilios: "A ti te dejen como una oveja del rebaño, cuya pata se haya picado por un cactus". Asimismo, Filetas, poeta proveniente de la isla de Cos, escribió sobre ella: "Debe lamentarse quien haya perdido el afecto de una mula, por el temor a las heridas del cactus espinoso"
La palabra pasó al latín como cactus a través de Plinio el Viejo, quien en su Naturalis Historia retomó aquello que Teofrasto escribió sobre esta planta que crecía en Sicilia. De cactus derivó la palabra latina carduus, que finalmente dio lugar a la española cardo.
Durante la Edad Media la palabra cactus era el nombre usual para la alcachofa comestible. Más tarde, fue usada como nombre genérico Cactus por Carlos Linneo en 1753, dentro del cual agrupaba 22 plantas que hoy se consideran dentro de géneros diversos de la familia Cactaceae.
Subfamilias
La familia se divide en cuatro subfamilias: Pereskioideae (provistas de hojas bien formadas), Opuntioideae (al que pertenece la chumbera o nopal), Maihuenioideae y Cactoideae.
Géneros
Artículo principal: Anexo:Géneros de Cactaceae
Hay más de 200 géneros de cactus (alrededor de 2.500 especies), en su mayor parte están adaptadas a climas áridos.
Matanza de focas
Prosigue la Matanza de 320.000 focas en Canadá a pesar de la oposición de los activistas y del mal tiempo
¿Por qué se lleva a cabo esta matanza?
El gobierno canadiense defiende que es necesaria su caza porque ponen en peligro los bancos de bacalao.
La siempre polémica caza de focas volvió a promoverse hace más de una década por el gobierno canadiense como forma de recuperar los exhaustos bancos de bacalao.
Sin embargo, Tracey McIntire, Coordinadora de RRPP de Human Society of The United States (HSUS), considera que el Gobierno mantiene estas cacerías por dos motivos principales:
1 - Para que los pescadores obtengan algunos ingresos fuera de la temporada de pesca.
2 - Por el mito no demostrado de que extinguen el bacalao. Por este motivo las focas son vistas como "una plaga" a la que hay que exterminar.
¿Cómo mueren las focas en Canadá?
Las organizaciones defensoras de los animales denuncian la crueldad con la que son asesinados estos mamíferos.
La Fundación Altarriba explica que a principios de la temporada los cazadores utilizan porras o picos de hierro para matar a golpes a las crías de estos animales.
En los meses posteriores se pasa a utilizar el rifle.
Según denuncia The Humane Society of the United States, la normativa que regula la caza de estos mamíferos en Canadá permite a los cazadores de focas utilizar bates de madera, grandes picos usados para romper el hielo y armas de fuego para matar a los animales.
La HSUS señala que los métodos para matar a las focas son extremadamente crueles, ya que las pieles de estos animales pierden valor en función de los agujeros de bala que tengan, por lo que los cazadores se resisten a disparar más de una vez dejando a los animales agonizantes.
Según la organización ecologista Altarriba el 98% de las focas tienen entre 12 días y tres meses de edad cuando son brutalmente apaleadas sin que ni siquiera sepan nadar.
Los cazadores: "no somos salvajes"
Frente a las protestas ecologistas a nivel internacional, los cazadores intentan defenderse y se quejan de que nadie escucha su opinión.
En declaraciones recogidas por Reuters, uno de los cazadores declaraba que la matanza de estos animales "te proporciona un sentimiento terrible como ser humano".
"Han dicho públicamente que somos bárbaros y masacramos focas", declaró Jean-Claude Lapierre, director de la asociación de cazadores de focas de las islas Magdalena. "Nuestra reputación ha sido pisoteada por todo el planeta".
Los cazadores ganaron más de 30 millones canadienses (unos 19 millones de euros) en 2006 sólo por las pieles.
Phocidae (fócidos o focas verdaderas )
Los fócidos o focas verdaderas (Phocidae) son una familia de mamíferos pinnípedos marinos adaptados a vivir en medios acuáticos la mayor parte del tiempo. El término en portugués y castellano "foca" deriva directamente del latín phoca que a su vez tiene su origen en el griego φώκη.
Se conocen 19 especies. Carecen de pabellón auditivo y sus extremidades posteriores están dirigidas hacia atrás y no son funcionales en el desplazamiento terrestre, característica que los diferencia de los otáridos (lobos y osos marinos).
Características
Las focas habitan las regiones costeras de buena parte del globo, con la excepción de las zonas tropicales. Tienen cuerpos alargados y fusiformes, adaptados a la natación; las extremidades anteriores son cortas y aplanadas, mejor preparadas para su uso como aletas que para el desplazamiento en tierra, que es torpe, aunque algunas especies pueden moverse a gran velocidad empleando movimientos de reptación. Las posteriores adoptan una posición fija hacia atrás, y no pueden retraerse. A diferencia de otros pinípedos, las focas carecen por completo de oído externo.
El pelaje de las focas es generalmente corto y denso en edad adulta; la mayor parte de la protección térmica no la ofrece éste, sino la gruesa capa de grasa subcutánea, que puede representar hasta un cuarto del peso del animal. Algunas especies carecen casi de pelo.
Biología y ecología
La estructura social de las focas varía enormemente entre especies; a diferencia de los leones marinos, no suelen formar grandes colonias. Algunas especies forman parejas monógamas, otras se asocian en pequeñas tribus, y los elefantes marinos forman manadas compuestas por un macho dominante y un harén de hembras. Son predadores sumamente eficaces, alimentándose de peces, crustáceos y cefalópodos, aunque alguna especie captura también pingüinos y focas más pequeñas.
Las focas son capaces de nadar grandes distancias y sumergirse a grandes profundidades para capturar su presa; la foca de Weddell puede sumergirse hasta 600 m bajo el nivel del mar. Las distancias que deben cubrir durante la alimentación imponen un ritmo peculiar a la lactancia; la leche de las focas es sumamente rica en calorías para permitir al cachorro sobrevivir durante las largas ausencias de su madre.
La variedad de tamaño entre las focas es notable; algunas especies del género Phoca no superan el peso de un humano adulto, mientras que los elefantes marinos macho pesan más de 3.500 Kg, aún más que las morsas. De hecho, los elefantes marinos son los mamíferos marinos más grandes entre los no cetáceos.
Las focas comunes no son unos mamíferos migratorios. Además, suelen ir en grupos de cien ejemplares y tienen preferencia por ir a costas, bahías, etc.
Tortuga terrestre
La tortuga de caja es una de las varias especies de tortugas. Se puede referir a las del género Cuora o Pyxidea, que son las tortugas de caja asiáticas, o más comúnmente a las especies del género Terrapene, las tortugas de caja norteamericanas. Están caracterizadas en gran parte por tener un caparazón en forma de cúpula, que está articulada en la parte inferior, permitiendo al animal cerrar su caparazón apretadamente para escapar de los depredadores. Además, ambos géneros son muy diferentes en hábitat, comportamiento y apariencia, y ni siquiera están clasificados en la misma familia. Incluso, aunque las tortugas de caja se convirtieron en mascotas muy populares, sus necesidades en cautividad son complejas y la captura de tortugas puede tener serios efectos perjudiciales en la población salvaje.
La tortuga de caja vive comúnmente más de veinte años, con casos verificados de períodos de vida que superan los 40 o 50 años. Ha habido casos no verificados de tortugas de caja que vivieron cien años y más.
Eretmochelys imbricata (tortuga carey)
La tortuga carey (Eretmochelys imbricata) es una especie de tortuga marina de la familia de los quelónidos, que se halla en peligro crítico de extinción.[1] Es la única especie del género Eretmochelys. Existen dos subespecies, Eretmochelys imbricata imbricata que se puede encontrar en el océano Atlántico y Eretmochelys imbricata bissa, localizada en la región indo-pacífica.[3]
El aspecto de la tortuga carey es similar al de otras tortugas marinas. Tiene un cuerpo plano, un caparazón protector, y sus extremidades en forma de aletas están adaptadas para nadar en mar abierto. E. imbricata se distingue fácilmente de otras tortugas marinas por su pico puntiagudo y curvo con una prominente mandíbula superior (tomium) y por los bordes en forma de sierra de su caparazón. Aunque la tortuga pasa parte de su vida en mar abierto, se la encuentra más frecuentemente en lagunas poco profundas y arrecifes de coral, donde encuentra fácilmente su presa preferida, las esponjas de mar. Algunas de las esponjas de las que se alimenta E. imbricata son conocidas por ser altamente tóxicas y letales para otros organismos por su alto contenido de óxido de silicio, lo que convierte a la tortuga carey en uno de los pocos animales capaces de alimentarse de organismos silíceos. También se alimentan de otros invertebrados, como tenóforos y medusas.[4]
A causa de las prácticas de pesca humanas, las poblaciones de Eretmochelys imbricata a lo largo de todo el mundo se encuentran en serio peligro, por lo que ha sido clasificada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza como especie en peligro crítico de extinción.[1] Varios países, como China y Japón, han cazado tortugas carey por su carne, considerada un manjar. Los caparazones de las carey y el material que los constituye (también llamado carey) ha sido empleado para la confección de objetos decorativos. Asimismo, se denomina carey, por extensión, al material del que se conforman los caparazones de otras tortugas marinas empleados en idéntica producción artesanal. Según el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora Salvaje Amenazadas (CITES), la captura y comercio de tortugas carey y sus productos derivados son ilegales en muchas naciones.
Taxonomía y etimología
La tortuga carey fue descrita inicialmente por Carlos Linneo como Testudo imbricata en 1766.[6] Fue trasladada al género Eretmochelys por el zoólogo austríaco Leopold Fitzinger en 1843.[7] En 1857, la especie fue redescrita como Eretmochelys imbricata squamata, una denominación actualmente inválida.[8]
Hay dos subespecies aceptadas para el taxón E. imbricata. Eretmochelys imbricata bissa (Rüppell, 1835) se refiere a todas las poblaciones de Eretmochelys imbricata que habitan en el océano Pacífico.[9] La población del Atlántico se ha considerado como otra subespecie, Eretmochelys imbricata imbricata (Linneo, 1766). El nombre de la subespecie imbricata se mantuvo porque el espécimen que Linneo utilizó inicialmente para describir la especie era del Atlántico.[10]
Fitzinger describió el nombre del género Eretmochelys a partir de las palabras griegas eretmo y chelys, correspondientes a «remo» y «tortuga», respectivamente, a causa de sus aletas delanteras en forma de remo. El nombre de especie, imbricata, proviene del latín y significa imbricado, que describe perfectamente las placas superpuestas del caparazón de la tortuga. El nombre de la subespecie de la carey del Pacífico, bissa, es el término latino para «dos veces». La subespecie fue inicialmente descrita como Caretta bissa porque por entonces fue la segunda especie del género.[11] Caretta es el género del principal pariente de la tortuga carey, la tortuga boba (Caretta caretta).
Historia evolutiva
Eretmochelys imbricata tiene varias características anatómicas y ecológicas únicas entre las tortugas marinas, como ser el único reptil fundamentalmente esponjívoro conocido. Por ello, su posición evolutiva ha sido algo confusa. Análisis moleculares apoyan la probabilidad de que la familia Eretmochelydae haya evolucionado de antepasados carnívoros más que de herbívoros. Como la tribu taxonómica Carettini está formada por especies carnívoras (como Caretta caretta), la tortuga carey muy probablemente evolucionó a partir de ésta, en vez de la herbívora Chelonini, que incluye a Chelonia mydas.
Anatomía y morfología
Eretmochelys imbricata tiene la apariencia típica de una tortuga marina. Como en los demás miembros de su familia, su cuerpo es plano y sus extremidades en forma de aleta están adaptadas a la natación. Las tortugas adultas tienen de media entre 60 y 90 cm de longitud de caparazón y entre 50 y 80 kg de peso, con un máximo registrado de 127 kg.[13] [14] Su concha o caparazón tiene un fondo de color ámbar, con una combinación irregular de bandas claras y oscuras de colores predominantemente amarillos y marrones difundidos a los lados.[15]
Los ejemplares jóvenes son negros, exceptuando el borde del caparazón, que es amarillo. Cuando nacen tienen forma de corazón y van adquiriendo forma oval cuando crecen.[16] El color del borde serrado formado por las placas del caparazón se difumina con la edad. Los machos se distinguen por una pigmentación más clara, peto cóncavo, uñas más largas y una cola más gruesa.
La tortuga carey tiene varias características que la distinguen de otras especies estrechamente relacionadas con ella. Su alargada y afilada cabeza termina en una boca parecida a un pico que, en su caso, es más pronunciado y afilado que el de otras tortugas marinas. Sus brazos tienen dos garras visibles en cada aleta.
Primer plano de la distintiva boca en forma pico de las carey.Una de las características más distintivas de una carey es el patrón de gruesas placas que forman su caparazón. Mientras que su caparazón tiene cinco placas centrales y cuatro pares a cada lado como varios miembros de su misma familia, las placas posteriores de la carey se superponen de tal manera que le dan al borde posterior de su caparazón una apariencia aserrada, parecida al filo de una sierra o de un cuchillo dentado. El caparazón de la tortuga puede llegar a medir por sí solo casi un metro de largo.[13]
Las huellas en la arena de las tortugas carey son asimétricas, ya que se arrastran por la tierra con un paso alterno. Esta forma de avance se diferencia de las tortugas verdes (Chelonia mydas) y las tortugas laúd (Dermochelys coriacea), que se arrastran de una forma bastante simétrica.[17] [18]
Son grandes nadadoras. Pueden alcanzar velocidades de hasta 24 km/h y hay registros de tortugas que han recorrido nadando 4.828 km.[13] En el Caribe se han registrado inmersiones de tortugas carey a más de 70 metros de profundidad durante un periodo de más de 80 minutos.
Distribución
Gráfico de lugares de anidamiento de E. imbricata. Los círculos rojos representan los principales lugares de puesta, los amarillos, los secundarios.
La tortuga carey tiene un amplio área de distribución, y se la puede encontrar principalmente en aguas tropicales de los océanos Índico, Pacífico y Atlántico. De todas las especies de tortugas de mar, E. imbricata es una de las más asociadas con aguas tropicales. Se conoce la existencia de dos subpoblaciones principales, la del Atlántico y la del Índico-Pacífico.
Subpoblación atlántica
En el Atlántico, las poblaciones de E. imbricata pueden llegar tan al oeste como el golfo de México, y el área de distribución este alcanza hasta el sur del continente africano.[14] El límite norte del área de distribución de la especie puede extenderse hasta el estrecho de Long Island,[20] a lo largo del borde norte de los Estados Unidos. Al otro lado del Atlántico, se han visto tortugas carey en las frías aguas del canal de la Mancha, el avistamiento más al norte del que se tiene conocimiento.[2] La región más al sur en la que se han visto ejemplares es el cabo de Buena Esperanza, en África.[21] [2]
En el Caribe, son conocidas en la costa brasileña (en concreto Bahía), el sur de Florida y Hawái. También se han visto en las playas de Antigua y Barbuda.[13] Costa Rica tiene lugares de anidamiento de E. imbricata, concretamente en las proximidades del Parque Nacional Tortuguero.[22] La isla de Cuba es conocida por ser una zona de alimentación para las poblaciones de tortugas carey caribeñas.[23] En Puerto Rico, las aguas en torno a la isla de Mona también sirven de lugar de alimentación a esta especie.[24] A pesar de ser una tortuga tropical, se han visto ejemplares de E. imbricata en áreas de latitudes tan altas de los Estados Unidos como Massachusetts y el estrecho de Long Island.[20] También se las ha llegado a ver en aguas de Virginia.
Subpoblación indo-pacífica
La población de la especie indo-pacífica se extiende a lo largo de toda la región. En el océano Índico, las carey se pueden ver a menudo a lo largo de toda la costa oriental del continente africano, incluidos los mares en torno a Madagascar y los grupos de islas vecinas. La variedad de la especie del océano Índico se extiende a lo largo de la costa de Asia, incluido el golfo Pérsico y el mar Rojo, por todo el litoral del subcontinente indio y a través del archipiélago indonesio y de la costa noroeste de Australia. La variedad pacífica de E. imbricata se limita a las regiones tropicales y subtropicales del océano. La población más al norte de la región se sitúa en las aguas del extremo sudoeste de la península de Corea y el archipiélago japonés. Esta variedad del océano Pacífico continúa, envolviendo toda la región del Sureste Asiático, toda la costa norte de Australia y, desde el sur de ésta, hasta la zona norte de Nueva Zelanda. Al otro lado del Pacífico, podemos ver tortugas carey desde el extremo norte de la península de Baja California, en México, y a lo largo de las aguas de Centroamérica y de América del Sur hasta el extremo norte de Chile.
En Filipinas se conocen varios lugares de nidificación de la especie. Se encontraron tortugas carey en la isla de Borácay.[25] Un pequeño grupo de islas al suroeste del archipiélago filipino se denomina Turtle Islands (islas Tortuga) porque son conocidas como lugar de nidificación de dos especies de tortugas marinas, incluida la carey (la otra es la tortuga verde).[26] En Australia E. imbricata nidifica en la isla Milman, en la Gran Barrera de Coral.[27] En el océano Índico, el lugar más al oeste donde se tiene conocimiento sobre nidos de tortugas carey es en la isla Cousine, en las Seychelles, donde la especie está protegida legalmente desde 1994. Las islas interiores e islotes de las Seychelles, como la isla de Aldabra, son buenos lugares de alimentación para ejemplares jóvenes de careys.
Hábitat
Las tortugas carey adultas se encuentran principalmente en arrecifes de coral tropicales. Por lo general se las ve a lo largo del día descansando en cuevas y salientes en y alrededor de estos arrecifes. Como especie de marcado carácter migratorio, también se las puede encontrar en una amplia variedad de hábitats, desde el mar abierto hasta lagunas y manglares en estuarios.[13] [29] Aunque no se sabe mucho sobre las preferencias de hábitat durante sus primeros años de vida, se asume que E. imbricata, al igual que otras tortugas marinas jóvenes, son completamente pelágicas, con lo que hacen del mar abierto su hogar hasta que alcanzan la madurez.
Conservación
Existe un consenso general sobre la consideración de las tortugas marinas, incluida Eretmochelys imbricata, como mínimo como especies amenazadas, debido a su longevidad, crecimiento lento y tardía madurez, así como su lenta tasa de reproducción. Muchas tortugas adultas mueren por la acción de los seres humanos, tanto deliberadamente como accidentalmente. Además, los lugares de anidación de las tortugas también están amenazados por la invasión humana y animal. Se sabe de algunos pequeños mamíferos que asaltan sus lugares de anidada y desentierran los huevos de las tortugas.[13] En las Islas Vírgenes de los Estados Unidos, los nidos de E. imbricata (junto con otros nidos de tortugas marinas como Dermochelys coriacea) son frecuentemente atacados por mangostas tras la puesta.[50]
Tortuga carey en Tobago.En 1996 Eretmochelys imbricata fue incluida en la Lista Roja de la UICN de especies amenazadas, clasificada como especie en peligro crítico de extinción.[1] Su estatus como especie amenazada de extinción, fue cuestionada con anterioridad con dos propuestas que alegaban que esta tortuga (junto con otras tres especies) contaba con varias poblaciones estables significativas a lo largo de todo el mundo. Esas peticiones fueron rechazadas por la UICN basándose en su análisis de los datos presentados por la Marine Turtle Specialist Group (MTSG) que mostraban que la población mundial de tortugas carey se había reducido en un 80% en las tres últimas generaciones de la especie y que no se había producido ningún aumento significativo de las poblaciones desde 1996. A la vista de estos datos, la UICN asignó la consideración de en peligro crítico (CR A1) en el estatus de la especie. Sin embargo no se le aplicó el grado A2, porque la UICN consideró que no había datos suficientes que demostraran que la población de las carey fuera a tener una disminución de más del 80% en el futuro.[51]
Históricamente, E. imbricata fue catalogada por primera vez como especie amenazada por la UICN en 1982.[52] Mantuvo esta consideración durante varias reevaluaciones: en 1986,[53] 1988,[54] 1990,[55] y 1994,[56] hasta su consideración como especie en peligro crítico de extinción en 1996.
La especie (junto con toda la familia Cheloniidae) fue incluida en el Apéndice I del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora Salvaje Amenazadas (CITES).[5] Por este Convenio, es ilegal la importación o exportación de productos derivados de estas tortugas, así como matar, capturar o acosar a tortugas carey.
Phocoena sinus (vaquita marina )
La vaquita marina o cochito (Phocoena sinus) es una especie de cetáceo odontoceto de la familia Phocoenidae, una de seis especies de marsopa.
Descripción
Existe un cetáceo endémico de aguas mexicanas en la región del Mar de Cortés en la reserva de la biosfera del alto Golfo de California. La vaquita marina es uno de los cetáceos más pequeños del mundo Así es que, no existe en ningún otro sitio del mundo este sorprendente animal de 150 cm y pesando hasta 50 kg.
Una característica en esta especie es la apariencia sobresaliente de los labios. La parte superior del cuerpo es gris oscuro, la parte inferior es de casi blanca o gris claro. Las aletas son proporcionalmente más grandes que en otras marsopas.Esta enigmática especie es muy tímida, y no salta como los delfines en la superficie del mar, sino simplemente emerge algunos segundos para tomar aire. Sumado a ello, la pesca con redes de "enmalle" han ocasionado que la vaquita Marina se encuentre muy cerca de la extinción. Por lo que ver una especie mítica de la vaquita Marina es casi imposible.
Población y distribución
Vive en aguas someras y turbias a lo largo de la costa. Rara vez visto más allá de 30km de la costa. Esta marsopa es endémica del extremo septentrional del Mar de Cortés o Golfo de California.
Conservación
Pero no todo esta perdido, a pesar de que se calcula que solamente quedan vivas cerca de 150 ejemplares, se han puesto en marcha medidas y organizaciones como el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita, que realizan estrategias y acciones para salvar a este mamífero. Como se comenta: "Salvar al único cetáceo endémico de México, es un problema de toda la nación". La reserva donde se encuentra va desde San Felipe en Baja California, hasta Puerto Peñasco en Sonora.
Esta marsopa está en alto riesgo de extinción, con una población estimada de 150 ejemplares.[1] Podría convertirse en el segundo cetáceo en extinguirse debido a causas humanas, siendo el primero, si se confirma, el baiji.[2]
La mayor amenaza hacia las vaquitas es el uso indiscriminado de redes de arrastre, ya que estas se quedan atrapadas.
viernes, 27 de noviembre de 2009
Abuso a menores
Hay muchas formas de abuso de menores, y cada uno puede resultar en un proceso criminal y en penas civiles. Las formas comunes de abuso de niño incluyen abuso físico, abuso sexual, abuso emocional, y abuso por la negligencia.
Abuso Físico
Golpear con la correa o con una paleta (generalmente la zurra no es contra la ley)
ellizcar con suficiente fuerza para dejar una marca que no desaparece rápidamente
Quemar (por ejemplo con cigarrillos, con un encendedor, con algún instrumento de hierro o con el mechero de la estufa)
Morder con suficiente fuerza para dejar una marca o romper la piel
Empujar contra las paredes o aventar al piso, estrangular, patear o dar trompadas.
Abuso Sexual
Tocar inapropiadamente las partes privadas del niño/menor
Demostrar fotos de desnudos, inapropiados para un niño
Tomar fotos del niño desvestido.
Abuso Emocional
Vocear nombres del niño verdaderamente malos
Decir a niños que no tienen valor, que son estúpidos o que fueron un error
Decir a niños que nunca serán suficientemente buenos o que no pueden hacer nada bien
Decir a niños que hubiera sido mejor si nunca hubieran nacido.
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